viernes, 22 de agosto de 2008

El nadador

Ya tenía ganas de escribir sobre él.

Otra persona más del trabajo con quien no he laborado directamente mas que en una oportunidad cuando no encontró a la misma cabecita frente a la PC en el cubículo indicado como propiedad del responsable del Centro de Documentación y señalado como persona idónea para ayudarlo en cualquier aspecto. Simplemente me encontró a mí.

Fue entonces cuando comencé a tratarlo y a pesar de las diversas críticas que pesan sobre él, ha salido a flote como El Nadador que es. Lo he denominado de esta forma pues si por apellido se tratara, seguramente sería descendiente de aquel héroe nadador peruano. Pero además, él siempre sale "a flote" frente a sus adversidades, frente a los feroces ataques de los tiburones que están a su alrededor.

La principal crítica es la de ser "despota o mandón", pide ser servido en vez de recibir ayuda. ¿Es esto realmente malo? Probablemente sí, pero visto de otra forma es una habilidad cautivante cuando logra su cometido: que trabajen para él.

Exigente y meticuloso... son características propias de un profesor. El nadador lo es. Desafortunadamente no enseña a nadar, si lo hiciere, estaría brindando las armas para que puedan destruirlo.

Tengo la curiosa "suerte" de encontrármelo en la calle, caminando hacia la Javier Prado, para luego tomar un carro a la universidad donde debe dar su cátedra. No toma taxi. Suelo estar más o menos a 5 metros detrás de él observando la manera de caminar pausada [pero no lenta] y firme que tiene, cargando como cartera al hombro el maletín de las enseñanzas y envuelto por la bufanda azul marino que lo proteje contra el frío. La última vez que lo encontré, me puse casi a su costado y luego desvié el camino, intentando demostrarle que mi ruta sería más efectiva tanto como para cruzar la avenida como para llegar más rápido a la Javier Prado. Para mí fue ciertamente una carrera e iba ganando hasta el momento que voltié la mirada y vi la tienda donde tenía que comprar unas cosas. Entré. A los pocos segundos cuando llegó mi contrincante se extrañó, pasó en cámara lenta como preguntándose - ¿No piensas seguir? - y cuando alcé la mirada, retomó rápidamente el paso...


Haz ganado por hoy, nadador.